Hoy no lloramos a Fidel Castro; aunque es cierto que algunos festejan. Creo que es difícil llorar a una persona de 90 años. Más bien, puede ser un buen momento para reflexionar.

Quienes aprendimos de historia sabemos que cada persona es hija de su tiempo, que algunos lo ven y lo aprovechan y otros no. Fidel es hijo del Siglo XX: su mérito fue liderar una revolución, ganar, tener un récord Guiness (de atentados principalmente dirigidos desde la CIA) y sobrevivir. Pero en su rostro viven muchos otros que acompañaron, lideraron, o murieron en combate o incluso tomaron otros caminos, quienes creyeron en el proyecto de Cuba, ayer y hoy. Fidel son muchas personas; Fidel también es el Quijote de la Farola:

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Foto © de A. Korda

Dicho esto, cabe mencionar que sus textos son de una claridad intelectual y de una calidez humana inigualables. Su liderazgo queda más que probado y que Cuba con todas sus contradicciones es líder mundial en áreas clave de ciencia y medicina, deporte, educación, etc.. Que también supo dar un paso al costado cuando tuvo que hacerlo. Compararlo con cualquier otra persona de su tiempo, no es tarea sencilla.

Más allá de todas las diferencias (que las hay, filosóficas, ideológicas, pragmáticas) que podemos tener con él, tuvo el mérito de gobernar un pequeño país de una docena de millones de personas, en el que los niños hace 50 años que no se mueren de hambre (!!). Quizás unos cuantos de sus «opositores políticos» serían villeros, o favelados, sin voz, voto, ni historia, si vivieran en cualquier país de América Latina. Aquí en Paraguay o en el Uruguay en que crecí la gran parte de la población no acceden a las condiciones mínimas de salud, educación y canasta básica de alimentos; se me dificulta pensar en la disidencia de la mayoría pobre y analfabeta de una población.

Todo esto no me lo contaron. Viví en cuba un mes y medio, en casas de cubanos, a favor y en contra del régimen; hablé con decenas de personas y la idea que me quedó fue de una profunda ingenuidad por lo que había afuera. Lo que había «fuera» tampoco me lo contaron. Tuve la suerte de viajar por más de 15 países y la historia se repite lugar por lugar: grandes poblaciones de trabajadores que viven de forma precaria, miles de niños muriendo en la basura y políticos, narcos y millonarios que muchas veces son lo mismo (como en el caso de Paraguay, Brasil, Argentina … ) viviendo la vida loca y quejándose de Cuba y Venezuela. Esa es la democracia que defienden los detractores de Fidel: la posibilidad de tener libertad que no se puede ejercer, o la posibilidad de depositar un sobre cada 5 años para votar al mejor maquillado; que se nos permita seguir en nuestra zona de confort, seamos ricos o clases medias, mientras el resto de la población vive la vida como «el Niágara en bicicleta».

Daría para seguir escribiendo, pero en el siglo XXI, es poca la gente que leerá más de 4 párrafos así que tengan un lindo fin de semana. El mundo no es más lindo, ni más feo porque se haya muerto Fidel.

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