Ayer volvimos a tener una aventura India. Primero todo el intento por encontrar el hotel. No logramos hacerlo y terminamos en otro un poco más caro y bastante interesante en función de lo que es el barrio y las experiencias de otros. Como sabrán del cuento anterior Delhi es un descontrol de gente mugre y ruidos.
Una vez establecidos salimos caminando a buscar un tal templo que por fin encontramos. Allí recorrimos y fue cuando un señor que custodiaba tres estatuas me explicó: krishna, lama y dada krishna o algo así. También me dibujó el tercer ojo y me convidó con azúcar. O sea quedé iniciado 😉
Luego estuvimos degustando té y después de eso nos fuimos a caminar hasta que sin querer llegamos a la puerta de un templo Sikh y allí conocimos a Prince.
Es un chófer de toc toc de religión Sikh con su turbante y todo que justamente se acercó a nosotros como tantos. Pero este era diferente. Luego de negociar un breve paseo por medio dólar nos llevó a comer y nos paseó por todo el barrio; finalmente nos hizo una visita guiada al templo de su propia religión.
Nos tuvimos q poner descalzos y lavar los pies en agua bendita. Luego recorrimos incluso hasta la cocina y el comedor donde decenas o centenas de fieles recibían alimento.
Nos llevó por algunos tugurios y por el demencial tráfico indio. Hay algunos videos de esa experiencia.
Nos despedimos con mucho afecto y le dejamos unos 15 dólares de pago por la aventura.