A propósito de una conferencia que se va a desarrollar en estos días en Paraguay, que se llama «Salir del subdesarrollo, pasar al primer mundo«, me vinieron a la mente una serie de ideas que quisiera compartir.

Se entiende que Paraguay, se le denomine país sub-desarrollado o incluso del tercer mundo. Este tipo de perspectivas teóricas y de categorías de análisis vienen siendo cuestionadas en los años 60, por ser inadecuadas, imprecisas e ideologizadas. Las mismas evidencian una idea del transcurrir humano y el «desarrollo» como «desarrollo económico», es decir como una línea continua donde se parte de un «abajo» y se llega hacia un estadio superior de «primer mundo» como afirma la convocatoria.

Nosotros entendemos que el eje del problema radica en otro lugar y tiene que ver con relaciones de poder; relaciones de poder entre naciones, entre grupos sociales, y entre el ser humano y la naturaleza. El macho blanco rico occidental judeocristiano es responsable de gran parte de los pesares de nuestra civilización humana y del ambiente que permite nuestra supervivencia; esto queda evidente cuando analizamos desde la perspectiva decolonial (Quijano, et al.).

Nuestros países se encuentran en una situación que nos gustaría más llamar de periféricos, en al perspectiva centro-periferia del capitalismo post Guerra Fría. Esta perspectiva, explica que existen países centrales en la distribución del poder y las riquezas y otros periféricos, pero no solamente ello: sino que dentro de un mismo Estado-nación pueden convivir centro y periferia de una forma dramática, como ocurre en muchos países europeos o incluso en Estados Unidos. Recientemente me tocó verlo en carne propia: gente debajo de los puentes, segregación residencial, trabajo precario, personas con problemas de drogas, etc.. Nada que envidiarle al resto de América.

Decenas de campesinos que protestan por una vida más digna, siendo atendidos por tres "Médicos del Mundo": "Luchamos contra todas las enfermedades, inclusive la injusticia"

Decenas de campesinos que protestan por una vida más digna, siendo atendidos por tres «Médicos del Mundo»: «Luchamos contra todas las enfermedades, inclusive la injusticia»

Por todo lo anterior, creemos conveniente cambiar el punto de vista, sabiendo que Paraguay debe mejorar mucho y sobre todo la situación social de los más necesitados, que son la mayoría de la población. Sin embargo, esto no se encontrará en el camino de llegada a un «primer mundo» ilusorio y poco probable sino buscando condiciones que permitan lograr que las personas accedan a condiciones mínimas de vida. Un pilar muy importante y muy ausente en Paraguay, es una educación universal, laica y gratuita.

Paraguay hoy se encuentra muy probablemente en el peor lugar de América del Sur en todos sus indicadores sociales. Nos preguntamos entonces, si por primer mundo buscamos al construcción de un «tren bala», de edificios inteligentes o museos como el Louvre o el Reina Sofía. ¿De qué nos sirve crecer a un 8 o 10% en cuanto al producto bruto, si la mitad de la población vive en la miseria?

Yo creo que preferiríamos poder salir a la calle caminando libremente y no ver niños descalzos comiendo basura o durmiendo en cajas de cartón, por dar solamente un ejemplo. Quien vive en este país ha visto la cara de la pobreza; se ve en cualquier esquina, en cualquier ómnibus, en el interior profundo y olvidado de campesinos e indígenas, y en todas las plazas (las que no tienen rejas). Quien no ha venido se sorprendería de ver un mercedes y una «harley» exactamente al lado de esto.

Cualquier ser pensante, con más de dos neuronas y con un poco de matemática en su enseñanza, sabe que el problema de la pobreza no son los pobres, sino es la riqueza; y acá en Paraguay hay mucha mucha, y en en pocas manos.

Para otra gran discusión sería pensar si este es el desarrollo que queremos:

Categorías: Delirio

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