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«Un día,
Un día, quizás pronto.
Un día arrancaré el ancla que mantiene mi buque lejos de los mares.

Con la especie de  coraje que hace falta para ser nada y sólo nada, soltaré lo que parecía ser-me indisolublemente próximo.
Lo cortaré, lo derribaré, lo romperé, lo haré rodar.
De un golpe que degüelle mi miserable pudor, mis miserables combinaciones y encadenamientos «de hilo y aguja».
Vaciado del abceso de ser alguien, beberé de nuevo el espacio nutricio.
A golpes de ridículos, de decadencia (¿qué es la decadencia?), por estallido, por vacío, por una total disipación–ironía-purgación,
expulsaré de mí la forma que se consideraba tan bien atada, compuesta, coordinada,
combinada con mi entorno y con mis semejantes, tan dignos, tan dignos mis semejantes.
Reducido a una humildad de catástrofe, a una nivelación perfecta como después de un intenso julepe.
Devuelto por debajo de toda medida a mi rango real, al rango ínfimo que no sé qué idea-ambición me había hecho desertar.
Aniquilado en cuanto a la altura, en cuanto a la estima.
Perdido en un lugar lejano (o ni siquiera eso), sin nombre, sin identidad.

Clown,
abatiendo en la risotada, en la grotesca carcajada, el sentido que contra toda luz me había hecho de mi importancia.
Me tiraré.
Sin beca en el infinito-espíritu subyacente, abierto a todos, abierto yo mismo a un nuevo e increíble rocío a fuerza de ser nulo
y chato…
y risible…»

Henri Michaux
(Traducción: Ivonne Dos Santos 95%, UlViDa 5%)

Categorías: Poema

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