«Se hace largo el camino sin ti,
y al diablo, que ya no quiero seguir.
Y sin pedirle nada a cambio,
al diablo el alma le di.

Si el sol dice que te desenamoras,
si dice que te olvide, vida mía,
maldigo cada día
y maldigo el correr de las horas.

El diablo me visita, y cada noche
marchita este jardín con su anarquía,
y en mala compañía
me deja a mi conmigo a solas… a solas.

Regalé mi alma imperecedera
¿para qué? para que nunca más me duela.
¿Y ahora qué? Ahora coloco las aceras.
Ahi al fondo de la calle, jefe, queda un sitio.

Se marchó, y no hubo despedidas (…)»

Extremoduro – Material Defectuoso

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