Habíamos salido de lo de Guillermo, con Teresa y Carolina rumbo al encuentro Mundial de Creative Commons. Íbamos por Sarmiento y Montevideo cuando vi una cara conocida: era Ivonne Trías, escritora, periodista y ex compañera de Carlos Alfredo Rodríguez Mercader.

Él fue detenido por la dictadura argentina en 1976 y trasladado a Uruguay donde fue asesinado como tantos otros luchadores. Ella fue capturada, presa y torturada, como tantas otras luchadoras.

Así sin querer me la encuentro, la reconozco y luego que pasa por mi lado le digo «Ivonne !». Ella se da vuelta, viene hacia mí, me da un beso, un abrazo y me dice: «vos sos de mi familia». Es que hace mucho no nos veíamos, seguramente ella me recuerde de niño.

Efectivamente, soy uno de los sobrinos que Carlos nunca conoció.

Quedo como piedra y apenas le contesto un tímido «sí». Se la veía radiante y a la vez cansada. Me preguntó si vivía acá, le comenté que no y en seguida me dijo: «Yo vine a declarar por lo del Plan Cóndor, estuve todo el día, estoy muy cansada».

Yo apenas atiné a decir «y cómo fue?», y ella: «estuvo bien». Nos dijimos dos o tres cosas y nos despedimos.

Tan cortado quedé y tan impactado que la siguiente cuadra la camine toda con la piel erizada.

Luego me dí cuenta de lo torpe que fui: de no haberle dado un abrazo. Un gran y afectuoso abrazo y quedarme allí abrazado un rato. Y decirle «gracias!» por tanta valentía, por el tesón, la paciencia y el deseo de justicia.

También omití preguntarle si quería conversar, tomar un café o caminar. O si necesitaba algo, si tenía que seguir declarando estos días, o cualquier otra cosa.

En fin, estas líneas son una especie de mea culpa y a la vez un abrazo que espero se convierta en muchos abrazos de mucha gente, para vos Ivonne, y para todos aquellos que siguen cultivando la memoria y luchando firmemente por justicia.

Buenos Aires, agosto de 2013.

 

Categorías: Delirio

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